Como crear su empresa solidaria, Nuestras decisiones

Aprendamos a ser responsables colectivamente.

Para bien o para mal, somos responsables de nuestras decisiones.

La lista es larga de todos nuestros desaciertos, los que hemos cometido y los que seguiremos haciendo en el transcurso de nuestra vida empresarial.

¿Nos gastamos un poco de dinero en la compra de una vitrina que resulto ser innecesaria?

¿El profesional que escogimos no nos está trabajando como pensamos que lo iba a hacer?

¿El punto para instalar nuestro almacén no es el más adecuado?

¿Le vendimos a este cliente que no nos va a pagar?

Los que nos dicen nunca haberse equivocado, mienten.

¡Bienvenido aprendizaje!

Dos cosas importantes nos quedan después de habernos equivocado:

  1. La satisfacción de haber ensayado. Nunca se sabe antes si la decisión tomada resulta ser la correcta. Es fácil de decir después que NO habríamos tenido que…  Demostramos que nuestros pensamientos y/o puesta en práctica, aún fabulosos al principio, no fueron los más indicados al final. ¡Nos habríamos quedado con las ganas a saber y de ensayar!
  2. La equivocación nos lleva al éxito porque nos lleva a corregir, volver a encaminar, probar de otra forma…

Si lo vemos con ojos positivos, el dinero, la paciencia, el tiempo, el material, que perdimos en aquel momento de error, los ganamos en experiencia y en futuros triunfos de valor muy superior.

Capitalizar en ensayos fallidos tampoco es el fin de nuestro negocio.

Reflexionemos en lo porqué: lo que hicimos no dio los resultados esperados. Habremos ganado en sabiduría empresarial.

¡Ojalá aprendamos rápidamente, nos asesoremos bien y así acertaremos muchas más de lo que fallemos!

Pero por nuestros errores, no nos podemos desanimar ni tampoco castigarnos a nosotros mismos y a los demás.

Aprenda y siga aprendiendo. Así el mal se vuelve un bien.

No podemos echarnos la culpa sino seguir adelante.

De nada nos servirá en nuestro intento de progresar de echarnos mutuamente la culpa, porque veremos rápidamente que todos fallamos en algún momento.

La decisión razonable es de:

  • parar lo más pronto posible para no sufrir más consecuencias del error,
  • hablar tranquilamente de lo que no habíamos previsto
  • sin pelear por lo que sucedió.

¡Seguramente que la persona que cometió el error no lo quería hacer! Entonces, seguimos buscando como resolver el problema que, de todos modos, ya no podemos cambiar.

Trabajar solidariamente es también estar preparados a sobrellevar los conflictos para el bien de nuestro negocio y de nosotros todos juntos.

Hemos empezado lo que se llama una curva de aprendizaje.

En todo lo que hacemos el tiempo es un factor determinante. Y tenemos que poder contar con él. Es decir, no nos podemos imaginar que nuestra empresa solidaria va a dar los frutos de manera inmediata.

Pensemos que al final de un año, podremos, por ejemplo, saber cómo funciona nuestro negocio cada mes y cada semana de este mismo.

Veremos que, si vendemos bisutería o bizcochos, las actividades en el día de la madre serán mucho más importantes que si tenemos un negocio de plomería.

Por eso, para buenas decisiones, tenemos que tomar el factor tiempo en nuestros planes.

Preguntas de reflexión:

  • Recordemos cuando tuvimos que aceptar que nos hayamos equivocado. Finalmente, ¿cómo termino?
  • Recordemos también cuando tuvimos que aceptar errores de otros. ¿Como terminó?
  • ¿Tomamos suficientemente en cuenta el tiempo en nuestras decisiones? Damos ejemplos cuando sí y cuando no.

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