Tercer momento

Una invitación a participar a algo totalmente liberador (para todos-as).

Resulta muy duro para nuestras organizaciones y para nosotros-as como profesionales de dejar de ser salvadores-as. Pues siempre estamos inclinados-as, la mayor parte del tiempo inconscientemente, a salvar, ayudar, dar consejos, dar dinero… En definitiva nos ubicamos frente a ellos-as siempre y sin darnos cuenta como superiores-as: los-as que saben, los-as que mandan, los-as a los-as cuales hay que obedecer, los-as que tienen la plata, los contactos, las maneras de hablar…

Al contrario, ellos-as se ubican como los-as inferiores, indigentes, ignorantes, ayudados-as, desfavorecidos-as.

De parte y parte, nos encerramos en una relación que no nos deja avanzar hacia la autoestima, la autonomía y la autogestión. Las dos partes negamos la realidad de los-as otros-as.

Entonces, como institución y como profesionales, tenemos que aprender a decir NO, a devolver las personas a su situación y ver con ellas el cómo podríamos buscar juntos-as una solución. Y ese primer paso lo tiene que realizar y la organización y los-as profesionales porque no dejamos de serlo, sino que desde hoy lo seremos de otro manera. Y por la insistencia de los-as participantes por volver al cómodo sistema anterior del dar, tendremos que seguir y seguir y seguir en esta línea infinitivamente.

Concretamente, a partir de la población que su organización ha acompañado tradicionalmente, se busca constituir un espacio permanente de tres finalidades en una, a llevar paralelamente:

  • una construcción con todos-as (profesionales y participantes) desde ellos-as, devolviendo la iniciativa y la voz a los-as sin voz. Este paso constante – porque tan es difícil y retador de cambiar el ship – se realiza generalmente en un primer momento desde un aprendizaje manual que ellos-as mismos-as escogen,
  • la constitución de un grupo de palabra y de apoyo que tenderá a crecer interna y externamente,
  • un emprendimiento solidario de cara al mercado, desde la consecución de los materiales necesarios a las primeras actividades hasta fortalecer una empresa solidaria a través de la cual los-as participantes puedan ganarse la vida dignamente.

Es muy importante, aclarar desde un principio que NO es un taller de manualidades, de mecánica, de liderazgo… sino una propuesta integral: las personas que buscan participar tendrán que aceptar este objetivo macro y la metodología para llevarla a cabo. La organización y sus profesionales también.

«No damos nada, no somos culpables del hambre, de la exclusión, de la pobreza… Son ustedes los-as responsables de salir adelante». «No somos pobres. No somos migrantes, mujeres, jóvenes de la calle, abusados-as, drogadictos-as. No vivimos en ranchos». «Juntos-as, porque ustedes conocen muchas cosas que desconocemos, vamos a trabajar para que ustedes salgan de sus problemáticas a su manera».

Ese tipo de discurso, vamos a tener que hacerlo nuestra segunda naturaleza, antes que los-as participantes quieran salir del circulo vicioso del asistencialismo – pobres, atendidos-as, empleados-as, violentados-as… – que crea dependencia y más pobreza.

Nuestras mentes, actividades y nuestros actos están motivados en asistir, en ayudar, en prestar el hombro. Es por eso que tendremos que tener una atención prioritaria de todos los momentos, principalmente al inicio, cuando todos-as estaremos probando a los-as demás para volver al esquema ayudantes – ayudados-as.

Y si en algunas circunstancias extremas – desastres naturales, hambruna, completa inopia -, la ayuda parcial seguirá necesaria, SIEMPRE y lo más pronto posible tendremos que inscribirla en un PROCESO de autonomía negociado por las partes involucradas.